Uruguay: El acompañamiento es crucial
Texto: Jesenia Freitez/Marjuli Matheus/María José Martínez/Zurya Escamilla
Ilustración: Grecia Nexans/ Antonio Ramírez
Infografía: Yordán Somarriba/ Fátima Cruz
Una
de las características de la situación de violencia hacia las mujeres es la dificultad para salir de ese contexto,
por variadas razones; desde económicas hasta físicas, pues muchas veces los
agresores ejercen total control de las víctimas. Por lo que el acompañamiento es fundamental para que las mujeres puedan salir de
esa situación.
"Debemos
procurar que nunca pierdan su vínculo, que no queden aisladas. Tanto amigos como familiares o conocidos
deben impedir que se encuentre y tome sola las decisiones. Tiene que haber
el acompañamiento permanente y si no tiene a nadie cercano, buscar a
organizaciones dedicadas al tema que saben qué hacer ante hechos de violencia
en el hogar”, aconsejó Andrea Tuana, directora de la ONG El Paso e integrante
de la Intersocial Feminista de Uruguay.
El
primer paso es buscar ayuda, aunque suele ser difícil cuando se vive la
violencia en el entorno más íntimo. “A
una mujer que está dispuesta a buscar ayuda le diría que lo haga, que el primer
paso para salir de un problema es poderlo reconocer y compartir con alguien
lo que está viviendo. Todos merecemos tener una vida en paz, y aunque puede
parecernos que no hay salida cuando estamos mal, siempre se puede salir de la
violencia”, recomendó July Zavaleta, exdirectora de la división de Políticas de
Género del Ministerio del Interior uruguayo.
Conocer las vías de ayuda es clave,
informarse sobre sus derechos y cuáles son las señales de alerta que deben
atender.
“Nunca es tarde. Las víctimas deben saber que, si necesitan ayuda, siempre
habrá alguien dispuesto para tenderle una mano. Es importante por prevención
que se informen sobre qué hacer o incluso establecer
alguna palabra clave con alguna amiga o familiar en caso de que tenga que pedir
ayuda, y se vea impedida de decirlo”, indicó Zavaleta, quien es
licenciada en psicología con experiencia en género y políticas públicas.
“La sociedad tiene mucho que avanzar en este aspecto, pues la violencia subyace en aspectos casi
indetectables, desde las formas en las que las personas se relacionan hasta
posturas socialmente aceptadas que refuerzan o validan la violencia”,
reitera la psicóloga que, a su vez, exhorta a los sectores de la sociedad a buscar maneras
para crear un consenso real que permita relacionarnos sin violencia.
“Ejercer
violencia va más allá de solo golpear. También estamos violentando o reforzando
las pautas de relacionamiento violento cuando emitimos juicios de valor hacia
otras personas; cuando nos adherimos a los cánticos de fanáticos de algún
deporte que hablan de lastimar, someter, etcétera. Nada aportamos cuando dudamos de las víctimas de violencia de género,
pero le creemos más al explotador sexual, al violador o al ofensor”,
advirtió la experta.
Las
expertas consultadas consideran que entender la dimensión de la violencia hacia
la mitad de la población es clave para que las sociedades modifiquen ciertas
estructuras y conductas, con el fin de evitar el origen de más violencia.
“Sería
importante como sociedad cultivar
vínculos, diálogos, chistes respetuosos; revisarnos a nosotras mismas para saber qué estamos aportando al mundo que queremos y
tomar consciencia de que todo empieza con el ejemplo que podamos dar desde
nuestras acciones, es lo mejor que podemos hacer”, puntualizó Zavaleta.
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