Cuba: Autoridad ignora agresiones a mujeres
El caso de una mujer maltratada, en medio de la emergencia sanitaria mundial, muestra el lamentable panorama que tienen las víctimas de género en Cuba, pues, aunque denuncian, los agresores siguen acechándolas sin que las autoridades se inmuten para detenerlos
Texto: Alma Vidaurre/María José Martínez
Ilustración: Frank Bready Trejo | Antonio Ramírez
Infografía: Yordán Somarriba | Denisse Martínez
“No vengas a armar problemas”, le dijeron los uniformados a Leidiana Colina González, de 39 años, cuando llegó a la estación de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) de Alquízar, municipio ubicado en la provincia de Artemisa, para reforzar la denuncia sobre la golpiza que había recibido días antes por parte de su expareja, Yuniel Pacheco Chacón, de 35 años.
Para su sorpresa, ese día a finales de junio, su agresor estaba
también en el lugar, pero no en calidad de imputado por los golpes que le
dio, sino para denunciar al hermano de Leidiana, de 19 años, por unas
supuestas agresiones que la familia niega.
“Los policías fueron hostiles conmigo y el trato fue inhumano, nos
enviaron a oficinas diferentes y a mí me dijeron que no causara conflictos,
me tomaron la declaración y me advirtieron que no me le acercara, pese a
que yo había sido la agredida”.
Además, en la comisaría, le dijeron que los exámenes de medicina
legal se los harían posiblemente después. En específico, tres
semanas posteriores la agresión.
“Le dije a la funcionaria que me urgía la cita porque pasados
esos días ya no se notarían los golpes, ni las marcas ni lesiones. Sé que esto
va a demorar y ellos están alargando los días”, agregó.
Leidiana sospecha que su expareja tenga alguna conexión
con las autoridades porque para el nivel de violencia que usó contra
ella, deberían haberlo dejado detenido.
Lo que no debió ocurrir
La noche del 24 de junio, Yuniel se preparó con un tubo de metal y se
acercó al sector donde vive su expareja. Ella salía distraída de la casa de su
vecina y, de repente, él la emboscó por la espalda y la golpeó en la
cabeza, costillas y abdomen hasta dejarla inconsciente. Cuando la
encontraron en el piso, de inmediato sus allegado la trasladaron a un
policlínico municipal, y debido a la seriedad de las lesiones fue
remitida al Hospital Calixto García, ubicado en Vedado, al centro de la Ciudad de La Habana.
Ella recobró el conocimiento cuando llegó al hospital. El parte
médico indicó que tuvo traumatismo craneal, debido a la fuerte golpiza. Tuvo
que pasar un par de días en terapia intensiva y toda la semana recluida
en el hospital.
De acuerdo con los médicos que atendieron a la mujer, la víctima tendrá
que seguir con evaluaciones permanentes sobre su condición cerebral, debido
a los daños neurológicos que le ocasionó la golpiza.
El hombre, su expareja, fue detenido horas después del hecho,
pero pagó una fianza de 1000 pesos cubanos a la Policía Nacional
Revolucionaria (PNR) y quedó libre. No conforme con las lesiones que le
propinó a Leidiana, el agresor continúa amenazándola y ronda su casa.
“Tengo mucho miedo de lo que me pueda pasar, Yuniel no ha dejado
de acosarme. Sé que él puede volver con más furia y temo que en la próxima
oportunidad yo no quede viva”, contó.
Antecedentes de la agresión
Leidiana es una mujer de bajos recursos que vive en un quimbo
(vivienda rústica hecha a base de materiales de desechos). Tiene cuatro
hijos y trabaja en un asilo de ancianos. Se ha dedicado al activismo
de los derechos de las mujeres, como miembro del grupo femenino Las Marianas, pero
eso no la ha salvado de ser agredida por su expareja y de que las
autoridades sean indiferentes con su caso.
Ella se separó de Yuniel en abril, y en el mes de mayo tuvo que
interponer una denuncia en la delegación policial por el constante acoso
que sufría por parte de él. Así que no era la primera vez que ambos se veían la
cara en una estación policial. En esa oportunidad, los dos recibieron un
acta de advertencia.
Pero Yuniel hace caso omiso al documento policial, incluso ha amenazado
de asesinato a sus familiares con expresiones como lo “vaciaría como un
puerco”. Intranquilos por lo que le
pueda pasar, su familia acudió nuevamente a la delegación policial de
Alquízar a interponer una tercera denuncia, donde han manifestado que el
agresor seguía amenazando a la víctima, pero los oficiales respondieron que hay
que esperar el día del juicio.
Pan de todos los días
La presidenta del grupo femenino Las Marianas, Arelis Rodríguez Silva,
explica que “estos casos ocurren a diario en Cuba, por el poco
valor y falta de protección que la policía da a las denuncias de violencia
en contra de las mujeres”.
La activista agrega que Leidiana había hecho la denuncia con
anterioridad y las autoridades ignoraron el caso. “Por eso llegó a
dar al hospital, gracias a Dios quedó viva, porque él pensó que la había
matado, él manifestó que si quedaba viva la mataba”, denunció Rodríguez
Silva.
Las mujeres que conforman el colectivo Las Marianas dirigen esfuerzos
para ayudar a otras que viven violencia en este municipio, cuyas demandas
no son escuchadas por las autoridades de la isla.
Las Marianas denuncian que en cuarentena se dio prioridad a las medidas
para reducir el riesgo de contagio del coronavirus, pero no hubo una
estrategia para contrarrestar la violencia, a pesar de que han
comprobado cómo el encierro produjo “un incremento de la violencia
machista contra las mujeres en diferentes espacios”, dijo la activista.
En Cuba, la falta de enfoque de género ha impedido que la Asamblea
Nacional del Poder Popular apruebe una ley integral contra este tipo de violencia.
A comienzos de 2020, el órgano legislativo siguió rechazando la
propuesta hecha por defensoras y miembros de la sociedad civil a favor de los
derechos de la mujer en la isla.
“El desinterés del gobierno dificulta, así, la penalización de los
delitos sobre las violencias que sufren las mujeres, mientras los hombres
siguen abusando físicamente e incluso cometen femicidios”, expresó Rodríguez
Silva.
La defensora añade que “al no existir una normativa concreta que castigue
la violencia machista, nadie protege a las víctimas en Cuba”.
Leidiana Colina González sabe muy bien lo que eso significa. Lo ha
vivido en carne propia y lo sigue padeciendo como muchas otras mujeres en la
isla.
Comentarios
Publicar un comentario